domingo, 25 de febrero de 2024

Ponzu en el arroz

 

400 gr de arroz uruchimai

100 ml de viagre de arroz

100 ml de salsa ponzu

4 algas nori

4 chiles guajillo

3 chiles de árbol

10 gr de ajonjolí

2 tazas de fumet

pizca de hierbas finas

1 cucharada de sal

Dos cucharadas de aceite

50 gr de mantequilla


Repito la experiencia del arroz morado, pero ahora con variaciones.

Coloco el aceite y sofrío el chile guajillo, después agrego el alga nori en tiras, incorporo el uruchimai y los tres chiles de árbol, permito que el arroz se dore y agrego el ajonjolí y la mantequilla, después de un minuto añado la salsa ponzu, el vinagre de arroz, finalmente el fumet, sazono con sal, la pizca de hierbas finas y rectifico la sal.

Igual que el arroz morado heukmi bap, espero el efecto Leidenfrost, reduzco la flama y el arroz se cuece por 10 minutos.

Para acompañar un par de tazas de espresso (y un vaso grande de agua de melón, para aliviar la enchilada).

Alerta: Si no eres mexicano u oriental amante del pungente picor del chile de árbol, elimina ese ingrediente y quédate sólo con el guajillo para dar color.

Mi recomendación, saborear unas cucharadas del arroz, paladear ese sabor marino dado por el nori, muy al estilo de la paella mediterránea, luego, casi como por azar tomar un trozo de guajillo y degustarlo, ya con el paladar lleno del saborcito, proceder a más arroz y luego otro pedacillo de guajillo, seguimos con el arroz y entonces ya listo el gusto, tomar una pieza del chile de árbol y prepararse a sufrir un poco, como hay tres piezas de este generador de picor extremo, el proceso puede repetirse en tres ocasiones, para los más atrevidos, para una persona normal bastarán dos, yo me fui tendido hasta el final, aunque si fue menester saciar el enchilamiento con un vaso enorme de agua fresca de melón en la tercera ronda.

El sabor logrado con esta receta me recordó las tardes de tertulia con Marcelí Perelló, donde hablábamos de las noticias en boga, de política, ciencias o matemáticas y como siempre, del 68, pues nunca faltaba algún colega de visita que había pertenecido al movimiento.


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